La obra de arte brilla nuevamente y contará con protección. En los adentros del bosque de Palermo, cercano al Jardín Japonés, funciona el Hospital d las Estatuas. Los médicos que trabajan allí, no son más ni menos que artistas, y los pacientes que deben atender son «obras de arte» ubicadas en los parques y las plazas de la Ciudad de Buenos Aires, que padecen las dolencias frecuentes que trae aparejado el mero paso del tiempo, y también una de ellas que es la más grave, el vandalismo.
Actualmente a Al MOA (Monumentos y Obras de Arte), conocido como «El Hospital de las Estatuas», ingresan algunas de las 2.200 piezas instaladas en la Ciudad de Buenos Aires que requieren trabajos de conservación y restauración de diferente importancia . Éstos pueden ser estatuas, bustos, placas, monolito, entre otross. Algunas de éstas piezas se reparan en el mismo sitio en el que se encuentran emplazadas, otras se trasladan a través de operativos especiales al barrio porteño de Palermo para su reparación.
El monumento más destacado que en los últimos tiempos necesitó bastante atención es el Monumento a la Independencia, más conocido como el Monumento a San Martín, que después de un exhaustivo trabajo recibió el alta para retomar la vuelta a a su antiguo hogar, la plaza que lleva el nombre del Padre de la Patria, frente a la Cancillería Argentina, en el barrio porteño de Retiro.
Durante los últimos años el Monumento padeció varios actos de vandalismo en la zona. En lo que transcurrió de 2021 ocurrió el robo de dos relieves de bronce ubicados en la escalinata del basamento, que constaban de gran valor patrimonial e histórico, ya que fueron realizadas por el escultor alemán Gustavo Eberlein en la primera década de 1900.
Estaban construidas con un basamento de granito rojo dragón, decorado con varios grupos escultóricos y 7 relieves en bronce, difíciles de igualar. Entre los años 2019 y 2020 se descubrió el robo de 16 piezas ornamentales y el relieve de la Batalla de Maipú. Asimismo, en el año 2016 se había producido el robo del sable y la vaina de granadero, la destrucción de la corona de laureles y se consignaron faltantes en las garras del águila.
De aquellos 16 yelmos decorativos, que en principio eran de bronce, se lograron recuperar cuatro, y con esos originales se construyeron los moldes y se crearon las nuevas piezas en cemento platinado. La última intervención que se dio fue en uno de los relieves más destacados del Monumento, con una corona de robles, también de bronce en su original, que fue cambiada por una pieza igual, pero de cemento imitación bronce, al igual que los yelmos. Los artistas que realizaron el trabajo utilizaron como guía imágenes de archivo para confeccionar modelos en plastilina y luego comenzar con la obra en la confección de cada una de las piezas.
El grandioso trabajo que realizaron los artistas cuenta actualmente con una protección especial. El Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad de Buenos Aires instaló allí una reja de contención junto con un anillo de seguridad digital con cinco cámaras. Para poder prevenir nuevos hechos delictivos los 747,648 metros cuadrados que ocupa la obra estarán recubiertos por 110 metros lineales de rejas sostenidas por seis columnas de hierro reforzado.
La obra
Se realizaron los siguientes trabajos para optimizar la iluminación del Monumento y de su entorno cercano:
Se reemplazaron los proyectores existentes que iluminaban el monumento por proyectores con mayor y mejor potencia y con una protección antivandálica.
Se hizo colocación de luminarias led en 7 columnas situadas en la Plaza Anexa en reemplazo de los proyectores que había.
Se realizó la repotenciación de todas las Canopias en anexo de la Plaza San Martín y en el entorno cercano al monumento.
Se instalaron 4 columnas con pescante doble de 8m de altura con 8 luminarias y 3 proyectores iluminando el monumento, alrededor de la ampliación de la explanada en la calle Maipú.
Se realizó la instalación de 4 columnas y 18 proyectores para iluminar la fachada del Palacio San Martin.
Un poco de la historia del Monumento
El conjunto formado por el Libertador sobre el caballo y su entorno cercano fue el primer monumento ecuestre que se realizó en el país. La primera parte del conjunto se inauguró en el año 1862, y la segunda, durante la década de 1910, o sea La estatua ecuestre en sí misma.
En el año 1859 la Municipalidad de Buenos Aires le encomendó la realización de los trabajos al escultor francés Louis-Joseph Daumas. El artista fue contratado por las autoridades de Santiago de Chile para realizar un monumento ecuestre conmemorativo al Libertador y por ese entonces el gobierno argentino estimó pertinente que también realizara un homenaje al héroe de la independencia de América, se decidió emplazarlo en el barrio porteño de Retiro, y se le encomendó al artista una réplica de la estatua que iba a ser llevada a Chile.
Como en la Ciudad de Buenos Aires no se producen movimientos sísmicos de importancia, la estatua sufrió una modificación respecto de la versión chilena, o sea, la cola del caballo no descansaba sobre el plinto. Por otro lado, en la estatua argentina, San Martín fue representado mostrando el camino a sus soldados, tal como lo había representado Théodore Gericault en un retrato litográfico del año 1819.
La estatua ecuestre ingresó a la Ciudad de Buenos Aires totalmente desarmada el 13 de abril del año 1862 y se la inauguró, originariamente sobre un basamento de mármol blanco y con orientación al este, el 13 de julio de ese mismo año, varios meses antes que la estatua chilena, que fue culminada en 1860, pero que recién se inauguró el 5 de abril del año 1863.