La empresa Emova, concesionaria de la red de subtes de Buenos Aires, traslada las formaciones al taller de Benito Roggio ferroindustrial en la localidad cordobesa de Juárez Celman, a 718 kilómetros de distancia.
La localidad de JUÁREZ CELMAN en la provincia de Córdoba, un terreno de 120.800 m², un negocio fallido y una visión. Es así que en febrero de 2008 la localidad cordobesa de Juárez Celman, partido de Colón, inició un trayecto ascendente hasta convertirse en un lugar clave para el transporte público de la Ciudad de Buenos Aires: allí se llevan adelante actualmente las reparaciones y el mantenimiento general de los subterráneos, así como de todo el material rodante ferroviario de la Argentina.
Asimismo, en esta localidad, fundada a fines del siglo XIX a 22 kilómetros de la capital cordobesa y a 718 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, funciona hoy la empresa Benito Roggio ferroindustrial (BRf), parte del Grupo Roggio junto con Metrovías y Emova, esta última concesionaria desde el 1° de diciembre de 2021 de la red de subte del distrito hasta 2033.
“Antes en este lugar funcionaba una cantera, pero como el negocio no prosperó se emplazó esta planta de reparación de vagones y material rodante. El primer año empezamos con 40 empleados y reparamos un vagón; el siguiente, un coche de pasajeros, y el posterior, una locomotora”, indicó Carlos Siragusa, director comercial de BRf y uno de los principales impulsores de este proyecto. El sitio, por otra parte, cuenta con una ubicación estratégica para recibir el material rodante, en el centro geográfico de la Argentina con acceso por la ruta nacional Nº9.
En tanto, si bien Emova posee talleres propios para cada línea de subte en distintos puntos de la Capital y el conurbano bonaerense, la empresa concesionaria decidió tercerizar algunos de los trabajos de reparación y mantenimiento para, según lo manifestaron desde la compañía, “cumplir con el objetivo de mejorar la operatividad de la flota”.
Asimismo, según Lucas Slobozian, gerente general operativo de BRf, durante 2022 hubo una “explosión de trabajo” en el que pasaron de tener 111 empleados a 237 en solo un año con distintos perfiles técnicos. A la vez, una de las causas que se encuentran detrás del fenómeno fue el fin de las restricciones de circulación producto de la pandemia de Covid-19, que ocacionaron un “diferido de mantenimiento”.
Por otra parte, durante el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) el servicio de subte fue solo para trabajadores esenciales, y la cantidad de trenes en servicio se minimizó al 5% de la capacidad total. Asimismo, las formaciones detenidas no requerían revisión, pero a medida que se fue reactivando la oferta de transporte también aumentó la necesidad de las intervenciones de este tipo.
“En los próximos cuatro años es muy importante ponerse al día. Por eso Emova tuvo que apoyarse en proveedores externos para arreglar el material rodante en tiempo y forma”, indicó Slobozian a este medio, e informó que si bien en BRf realizan el mantenimiento medio y pesado, en los talleres locales se llevan adelante principalmente labores de alistamiento como la recolección de residuos, la remoción de grafitis y materiales adhesivos no autorizados, así como la limpieza del interior y exterior de las unidades.
Por otro lado, durante el transcurso de este año, la finalidad de BRf y Emova es poner en funcionamiento 57 coches, que se agregarán a los 140 que ya se encuentran en servicio.